Sigo viva, guardar rencor y odio es como dormir entre tarántulas.
Desear el sufrimiento ajeno nunca ha aliviado el propio.
No quiero saber nada más de ti, pero si algún día no sabes quién eres: ven y te lo recuerdo.
A fin de cuentas, el amor es una madre en la puerta de un colegio diciéndole a su hijo "Al menos dime quién te ha hecho eso".
Pero yo nunca te delataría.