Seguidores

jueves, 27 de marzo de 2014

Si amas a alguien, tienes que darle libertad.

Me arrastró hasta el banco más cercano y aplastó su cara contra la mía, haciendo que nuestras narices se tocasen como si fuéramos esquimales. Me apretó el brazo con tanta fuerza que supe que al día siguiente tendría una marca  pero no me importó.
 Ninguno habló durante un buen rato.
Yo deseaba que el tiempo se detuviese, junto entonces, y que aquel segundo no terminase. Pero, de algún modo, ese instante estaba teñido de tristeza, porque yo concebía el tiempo que pasaba con él como si fuera un tesoro, como si ya hubiera terminado.


viernes, 21 de marzo de 2014

Goodbye my darling.

Querido John,
¿Qué me pasa?
Desde que tú no me abrazas la noche es una amenaza.
Conocí a una persona maravilla y se convirtió en fracaso.
Volví a creer en el amor. Recordé lo que era esa sensación.
Rocé la felicidad con la punta de los dedos y se me escapó, como se me escapa todo.
Cierro las manos y no consigo retener. Todo es agua.
Puede que todo sea culpa mia. 
Si pudiese volver atrás en el tiempo cambiaría el curso de la historia y quizás, sólo quizás, ahora sería feliz.
Se que tu muerte no puedo cambiarla, que yo no tuve nada que ver, pero podría haberte aprovechado hasta el último segundo.
Estos días en el hospital me han dado para reflexionar de nuevo. Reflexionar sobre todos mis fracasos amorosos.
¿Acaso soy tóxica? Todo el que tengo cerca termina con quemaduras de tercer grados y ni mis manos congeladas consiguen apagar el fuego.
Él lo dijo una vez "Goodbye my darling, hello Vietnam", y mi cabeza no para de repetirlo.
Ha vuelto el vacío, han vuelto los lobos y la Guerra Fría. 
Y estoy sóla de nuevo.
No hay nada más triste que sentirse solo en una fiesta.
No hay nada más triste que un gintonic sin hielo.
No hay nada más triste que un polvo sin ganas.
Conseguí confiar en otro hombre pero acabó siendo uno más de la lista de promesas a olvidar.
La lista interminable.
Él era mi naufrago y la que ha naufragado he sido yo.
¿Cómo me he dejado llevar a un callejón sin salida?
Muerta la amistad sabe igual que el fracaso y a los dos nos gusta el verbo fracasar.
Le olvido de día y le recuerdo cada noche.
Llevo 762 días sin ti y te sigo necesitando. Y cada vez más.
¿Soy una paranoica? 
Seguramente si, escribiéndole cartas a un muerto. Nunca leeras esto y jamás podrás contestarme, lo se perfectamente.
Desaparecer siempre ha sido la solución, pero esta vez no puedo. No tengo fuerzas.
Te echo de menos, John.

Eternamente tuya                                                               
                                                                                                                                   Rose.


jueves, 6 de marzo de 2014

Tú feliz, yo sin rumbo.

Volviste de nuevo sin que nadie te esperara.
Le dije adiós mientras te abría los brazos y cerraba otra puerta.
Hiciste que cambiaran todas las cosas y más tarde te ibas como si no hubiera cambiado nada. 

Ahora todo sigue donde lo dejé.
Doy la patada a lo que me abriga y abrigo a lo que me da la patada.
Doy crédito a la soledad porque hay compañías que no me sirven de nada. 
Doy prórroga a mi tiempo de espera, posponiendo el final al mañana del mañana. 

domingo, 2 de marzo de 2014

Lo que pudo haber sido, lo que nunca será…

Perdona por pensar en dejarte, por haberme ido y vuelto sin hacer ruido, por tocar el punto más alejado de nuestras rectas  y haber retomado mi puesto de guardia en el choque de las secantes.
Perdona por hablar sin decir nada, por callar diciéndolo todo, por perder tu tiempo con días vacíos y meses inútiles, por confesarte que jamás confesaría nada y admitir que no admito las dudas.
Perdón por lo que lees, por lo que escuchas, por lo que muestro y escondo, por lo que obligo o demuestro, perdón por si todo esto acaba o, por el contrario, se convierte en algo para toda la vida.