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martes, 26 de marzo de 2013

¿Cómo te sientes al ver que tu vida se escapa gota a gota?

Las imágenes son poderosas, las vemos incluso cuando no queremos hacerlo.
Solo se necesita la pequeña semilla de una duda para que esta crezca y se extienda hasta que lo pudra todo, y toda la confianza se erosione.



martes, 19 de marzo de 2013

Una rosa, si tuviera otro nombre, seguiría teniendo el mismo olor.

¿Acaso alguien es lo que parece?
Todos nos ponemos máscaras ante a gente, porque pensamos que si vieran a la verdadera persona que hay en el interior, no les gustaría.
Nadie nace perverso, aprendemos a serlo por la maldad que existe en el mundo.

Es mejor no depender de nadie. Así no pueden hacerte daño.


jueves, 7 de marzo de 2013

Soy prescindible.

Lo observé.
La luz se volvió más tenue y se fue deslizando por las hojas que me rodeaban, pero él no se movió. Sus gritos y la intensidad de mi fascinación me estremecían. La brisa me traía su olor. Lo conocía. Todo en mí lo conocía.
Quería que me encontrase.
Necesitaba echar a correr.
Su voz se alejó, luego se acercó y después volvió a alejarse.
A veces, el chico estaba tan lejos que apenas podías oírlo. Me incorporaba ligeramente y pensaba en seguirlo. Entonces, los pájaros se iban callando a medida que volvía a acercarse y yo me agazapaba de nuevo entre las hojas.
¿Podría seguirlo?
Volvió de nuevo tras un buen rato de silencio casi absoluto.
Esta vez se quedó tan cerca que pude observarlo desde donde estaba escondida. Por un momento pensé que me veía, pero tenía la mirada fija en un punto más lejano. La forma de sus ojos hizo que se me revolviese el estómago, inseguro. Por dentro, algo tiraba de mi, me empujaba y me dolía de nuevo. Volvió a ponerse las manos alrededor de la boca y gritó en dirección al bosque.
Si me hubiese levantado, seguramente me habría visto. Deseaba tanto que me viese, acercarme a él, que gemí entre diente. Casi sabía lo que el quería. Casi sabía...
-¿Grace?
Aquella palabra me traspasó el corazón.
El chico aún no me había visto. Simplemente había gritado al vacío con la esperanza de recibir respuesta.
Tenía demasiado miedo. Mis instintos me inmovilizaban contra el suelo. Grace. La palabra resonaba en mi cabeza y perdía sentido a cada repetición.
Se dio media vuelta, con la cabeza gacha, y comenzó a alejarse lentamente hacia la luz que caía oblicua en la linde del bosque. En mi interior cundió algo. Estaba perdiendo la forma de la palabra. Estaba perdiendo algo. Estaba perdida. Estaba...
Me incorporé. Si se daba la vuelta vería la figura inconfundible contra los árboles negros. Necesitaba que se quedase allí.
Solo tenía que darse la vuelta.
Pero no se giró. Siguió caminando y se llevó consigo aquello que yo había perdido, el significado de aquella palabra: Grace, sin saber lo cerca que había estado.
Y yo me quedé observando en silencio cómo me dejaba atrás.