Solo quedan 2 días 7 horas y 18 minutos para que se acabe este año.
Haciendo un balance, no ha sido un mal año, los he tenido peores.
Me ha traído cosas buenas, a vosotros, a el, pero también se la ha llevado a ella, a ellos.
Como todos, yo también tengo una lista de propósitos para el 2012.
No me hace mucha gracias escribir este tipo de cosas pero debo hacerlo.
1. Enterrar mis sentimientos en el jardín de mi abuela.
2. Olvidarme del amor.
3. Seguir fumando.
4. Aprovechar los días raros.
5. Aprender a no hacer nada.
6. No pensar.
7. Aprobar todo para ir al Rock in Rio.
8. Ahorrar.
9. Cuidar a mis amigos.
10. Seguir con la lista de "Cosas que hacer antes de morir".
11. Volver a Dublin.
12. Seguir conociendo gente fantástica.
13. Devolver todo el dinero que debo.
14. Abrazar los malos tiempo.
15. Escupir tus palabras.
Ya no tengo que irme nunca más.
Lo que tengo está justo aquí.
He dedicado mis días y mis noches
A buscar el mundo que está aquí mismo.
Bajo tierra, inexploradas.
Contemplé islas y ciudades.
Aquí vi algo que no podía pasar por alto.
Soy tuya ahora.
Así que ya no tengo que irme.
He sido encontrada.
Así que ahora no exploraré nunca.
Quería ser otra vez ella misma, recuperar todo cuanto había tenido que ceder en medio siglo de una servidumbre que la había hecho feliz, sin duda, pero una vez muerto el esposo no le dejaba a ella ni los vestigios de su identidad.
Era un fantasma en una casa ajena que de un día para otro se había vuelto inmensa solitaria, y en la cual vagaba a la deriva, preguntándose angustiada quién estaba más muerto: el que había muerto o la que se había quedado.
Perder el amor es como estar muerto en vida.
Os desearía una Feliz Navidad pero estaría mintiendo.
Nunca me ha gustado esta época del año.
Siempre me pareció absurda, absurda y consumista, como todo lo que nos rodea.
Esa es la excusa que pongo cuando me preguntan porque no me gusta la Navidad, pero la realidad es otra.
No me gusta porque me recuerda a mi.
Para mi la Navidad siempre ha tenido olor a bizcocho, sabor a nieve, color rojo y verde.
Hasta que me conocí, desde entonces empezó a tener olor a tormenta, sabor amargo, color gris y ocre.
¿Qué sería sin amor el mundo para nuestro corazón?
Una linterna mágica sin luz.
Apenas pones la lamparilla aparecen sobre tu blanca pared
imágenes de todos los colores.
Y aún cuando no fueran mas que eso, fantasmas pasajeros,
constituyen nuestra felicidad si los contemplamos como niños pequeños
y nos extasiamos ante esas maravillosas apariciones.
Mis ojos se dirigieron involuntariamente a su rostro.
No pude controlar mis párpados: se levantaron,
y mis pupilas se fijaron en él.
Lo miré y obtuve de ello un intenso placer,
un placer preciado aunque doloroso:
de oro puro con una punta hiriente de acero.
Un placer como el que siente un hombre moribundo por falta de agua,
que sabe que el pozo al que se ha arrastrado es de aguas venenosas y,
no obstante, se inclina para beber profundamente de ellas.
Siempre que me siento pesimista por cómo esta el mundo pienso en la puerta del aeropuerto de Heathrow.
La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así.
A mi me paree que el amor está en todas partes.
A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico, pero siempre esta ahí.
Padres, madres, hijos, esposas, viejos amigos,..
Cuando los aviones iban a estrellarse contra las Torres Gemelas, que yo sepa, ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor.
Si lo buscáis, tengo la extraña sensación de que el amor en realidad está en todas partes.
Estar enamorado es exponerse a un naufragio constante.
Naufragamos con cada fracaso.
De lo que se trata es de sobrevivir a las tempestades para que, algún día, podamos llegar al puerto donde alguien nos estará aguardando solo a nosotros.
Lo importante para un navegante del amo es tener claro en que puerto quiere desembarcar.
Aprendí que cuando te mueres por los huesos de alguien y no vas a ser correspondido, el mejor favor que te pueden hacer es darte con la puerta en las narices.
Nada duele más en estos casos que un poco de compasión, porque con la esperanza se abre una herida que no deja de supurar.
¿Te ha pasado alguna vez sentir de repente que todo encaja y que por fin comprendes lo que necesitas, pero entonces te das cuenta de que quizá ya es demasiado tarde, que has tardado demasiado en llegar al final de camino?
Soy tonta por quererte.
Por querer un amor que no puede ser verdad.
Un amor que está más allá también para otros.
Soy tonta por abrazarte.
Muy tonta por abrazarte.
Por buscar un beso que no es solo para mi.
Por compartir un beso que ha probado el Diablo.
Se que tengo que hacer cola hasta que decidas.
Que tienes tiempo para pasar una tarde conmigo.
Y si vamos a bailar a algún sitio, existe la posibilidad de que no te marches de allí conmigo.
Y después nos iremos a un sitio tranquilo.
Y nos tomaremos una copa o dos.
Y entonces lo arruinaré todo diciendo algo estúpido como "Te quiero".
¿De qué vale abrir la boca si no dices nada?
¿De qué vale caminar sin pies, volar sin plumas, cantar sin voz?
¿De qué vale dormir entre flores si no sueñas nada?
¿De qué vale despertarse todas las mañanas?
¿De qué valen las canciones que no dicen nada?
¿De qué vale el amor sin ganas?
¿De qué vale el paraguas si ha salido el sol?
¿Para qué sirven las fronteras y las murallas?
¿De qué vale llorar por la Tierra sin para la guerra?
¿Quién es más poderoso el aire o el fuego?
He sido un trotamundos.
He caminado solo.
He recorrido centenares de caminos.
Pero nunca encontré un hogar.
A pesar de todo soy feliz.
La razón es, verás, que, de vez en cuando, a lo largo del camino, el amor me ha tratado bien.
Había una chica en Denver.
Antes de la tormenta de verano.
Oh, sus ojos eran tan tiernos.
Sus brazos tan cálidos.
Y era capaz de sonreír más allá de los truenos,
Podía besar más allá de la lluvia.
Aunque ya se ha ido no me oréis lamentarme.
Entraste en la fiesta como si estuvieras en un yate.
Tu sombrero estrategicamente inclinado por debajo de un ojo.
Tu bufanda era color albaricoque.
Tenías un ojo en el espejo mientras te mirabas bailar.
Y todas las chicas soñaban que serías su pareja.
Eres tan vanidoso que probablemente crees que esta canción es sobre ti.
Eres tan vanidoso que apostaría algo a que crees que esta canción es sobre ti.
¿A que si?
Fui tuya hace varios años cuando aún era una ingenua.
Decías que hacíamos una gran pareja y que nunca te marcharías.
Pero renunciaste a las cosas que amabas..
Y una de ellas era yo.
Tenía algunos sueños como manchas de leche en mi café.
Eres tan vanidoso...
