Pero cuando los meses parecen una noche, descubres que no estás tan mal, que no estás tan roto y que si quisieras, podrías quitarte esa mierda de coraza que llevas encima y gritarle al mundo que si, que lo has conseguido y te has vuelto a levantar.
Y quizás algún día conozcas a alguien que quiera tropezarse contigo y levantarse después, para volver a caer, una y otra vez.
Porque la vida es eso, una carrera de obstáculos en la que los cobardes se quedan por el camino y los valientes llegan a la meta.
El resultado siempre es el mismo: la muerte.