Volviste de nuevo sin que nadie te esperara.
Le dije adiós mientras te abría los brazos y cerraba otra puerta.
Hiciste que cambiaran todas las cosas y más tarde te ibas como si no hubiera cambiado nada.
Ahora todo sigue donde lo dejé.
Doy la patada a lo que me abriga y abrigo a lo que me da la patada.
Doy crédito a la soledad porque hay compañías que no me sirven de nada.
Doy prórroga a mi tiempo de espera, posponiendo el final al mañana del mañana.
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