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miércoles, 15 de octubre de 2014

"Ella no era fría, la hicieron."

Reto a cualquiera a que me demuestre que la desesperanza no es mil veces más fuerte que la felicidad.

La felicidad es efímera, está un instante y al siguiente, puf, se va.
La desesperanza no, la desesperanza dura, y aunque pienses que se ha ido, en el fondo, ahí sigue.
No existe la felicidad eterna. Ojala esta afirmación fuese mentira. 
Por a o por b, siempre acabas decepcionado, desesperanzado, infeliz.

Pero cuando él estaba a mi lado era capaz de sonreír más allá de los truenos.
De besar más allá de la lluvia.
Me era imposible imaginar que  pudiese estar pasando algo malo en ese instante, en cualquier lugar del mundo.

Y una vez más, la desesperanza.

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