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domingo, 24 de junio de 2018

En cuarentena.

Subí a su casa, eran las 5 de la mañana.
Medio borrachos caímos en el sofá de su salón.
Yo ya pensaba en hacerlo encima de la mesa, le susurré al oído que quería verla desnuda.
Ella quería otro tipo de poesía, preguntó por mi romanticismo.
Yo fingí lo que pude.
Ella pedía al poeta, y yo sólo encontraba al hombre.
Supongo que me quería ver llorar, y yo esa noche con todas mis lágrimas escritas.
Al final terminamos escribiendo poesía a gritos encima de la mesa.
Y bueno, ella no conoció al poeta y yo tampoco le enseñé al hombre.

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