El hombre es un ser condenado a la libertad.
El lince, animal avispado, perspicaz y resolutivo, es símbolo de la inteligencia. No de una inteligencia astuta, que va a lo suyo, como la del zorro, sino de la que posee la agudeza para comprender lo que sucede y prever lo que debería suceder.
La almeja es inerte, pasiva, se alimenta de lo que casualmente llega y cuando surge algún problema cierra las valvas y aguanta escondida hasta que cambie el panorama.
El lince, por el contrario, busca, explora, husmea, procura buscar soluciones, cambia de escenario.
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