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viernes, 29 de julio de 2011

Good enough.

Lo bueno de bailar es que, al menos durante un rato, no tienes qué hablar, si no estas por la labor.
Lo malo es que te vuelves demasiado consciente del cuerpo de tu pareja.
Por mi parte, ya me sentía más que consciente del magnetismo animal que el ejercía., si disculpáis la expresión.
Ahora, al verme tan cerca de el, al dejarme mecer con el por el ritmo, siguiendo cada uno de sus movimientos, sentí que me sumía en una especie de trance.





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