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domingo, 19 de enero de 2014

A veces todo lo que necesitas es a alguien a quien le importes.

Me gusta que me tengas en cuenta,
que me mires de reojo tras la puerta.
Incluso cuando te giras y te das la vuelta,
Incluso cuando te marchas para dejarme atrás
Me gusta que me quieras a escondidas,
que me odies casi todos, todos los días,
incluso cuando te engañas por engañarme,
incluso cuando te reinventas con otra mentira.
Me gusta que te ofendas y no digas nada,
que me castigues dándome la espalda,
incluso cuando mi ausencia revienta tu paciencia,
incluso cuando el silencio es el veneno y la espada.
Me gusta que me olvides a ratos,
que decidas vernos extraños,
que me des  me quites tanto,
que nunca sepas donde estar.
Me gusta que te vayas sin irte,
que tu cura sea herirme,
que mi sol sea tu noche,
y no haya día sin reproche.




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