Soles rojos: nacen y mueren en una décima de segundo, durante la cual son los reyes de la noche, el centro del universo.
Ese iba a ser mi único vínculo con él: mirar al cielo, de noche, y confiar en que estuviera allí.
De repente, en el mundo de oscuridad, irrumpiste tú, irrumpió tu voz. Hablaste.
Y allí, en el barro, solo a mí, se me saltaron las lágrimas.
La amistad puede hacernos llorar de emoción.
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