-Yo vine aquí para salvar mi culo y ahora me entero de que está ligado a mi alma.
El metro que me llevó de vuelta era uno de los peores. El interior del vagón estaba destrozado e irreconocible.
Me senté en una esquina e intente librarme de una ola de desesperación.
Mi vida era un témpano de hielo roto en el mar, y sus fragmentos se dispersaban en direcciones opuestas. Nada iba a encajar jamás, ni en este caso ni fuera de él. Todo era absurdo, inútil y no había esperanza.
"Nadie va a salvarme la vida. Los tiempos felices se han acabado."
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