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domingo, 27 de noviembre de 2011

Eres un maldito rayo.

Es bueno no pensar cuando te acaban de romper el corazón.


Tenía la ilusión de que huía de si misma.
Su vida ya era ciertamente circular y repetitiva.






Me tomó la mano una sola vez.
Nuestras mano permanecieron unidas como mucho diez segundos, 
pero a mi me pareció una eternidad.
Y cuando me soltó , deseé que el contacto no se hubiera interrumpido.
Yo sabía que me había cogido la mano de una manera espontánea, pero que, en realidad, lo había hecho porque deseaba hacerlo.
Aún hoy recuerdo el tacto de su mano aquel día.
En aquellos cinco dedos y en aquella palma se concentraban, como en un catálogo, todas las cosas que yo quería saber, todas las cosas que tenía que saber.
Al tomarme la mano me las enseñó.
Me enseñó que en el mundo real existía un lugar como aquél.
Durante diez segundos tube la sensación de haberme convertido en un pajarilo perfecto.
Surcaba el aire, sentía el viento.Desde las alturas podía ver paisajes lejanos. Tan remotos que no era capaz de vislumbrar su final.
Pero supe que existían. Y que algún día iba a visitarlos.
Esa certeza me dejó sin aliento, me hizo estremecer.

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